jueves, 11 de octubre de 2012

"Da vez primeira em que me assassinaram..." de Mario Quintana


Da vez primeira em que me assassinaram
Perdi um jeito de sorrir que eu tinha...
Depois, de cada vez que me mataram,
Foram levando qualquer coisa minha...

E hoje, dos meus cadáveres, eu sou
O mais desnudo, o que não tem mais nada...
Arde um toco de vela, amarelada...
Como o único bem que me ficou!

Vinde, corvos, chacais, ladrões da estrada!
Ah! Desta mão, avaramente adunca,
Ninguém há de arrancar-me a luz sagrada!

Aves da Noite! Asas do Horror! Voejai!
Que a luz, trêmula e triste como um ai,
A luz do morto não se apaga nunca!

Mario Quintana (A Rua dos Cataventos, 1940)


De la primera vez que asesinaron...

De la primera vez que asesinaron
Perdí aquel sonreír que yo tenía...
Después, de cada vez que me mataron,
Fueron llevando alguna cosa mía...

Y hoy, de mis cadáveres, yo soy
El más desnudo, quien no tiene nada...
Arde un trozo de vela, muy menguada...
¡Como el único bien que me quedó!

¡Venid, cuervos, chacales en manada!
¡Ah! ¡De esta mano, avaramente adusta,
Nadie me arrancará la luz sagrada!

¡Nocturnas Aves! ¡Alas de Desdicha!
La luz, trémula y triste como un ay,
¡La luz del muerto no se apaga nunca!

Mario Quintana (A Rua dos Cataventos, 1940)
(Versión de Pedro Casas Serra)

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