jueves, 1 de mayo de 2014

Rosalinda

ROSALINDA


Estaba Rosalinda en un jardín

con un libro de amor entre las manos.

Era todo silencio que rompía

un ruiseñor a veces con su canto

y el agua de la pila de una fuente

cayendo como lágrimas de un plato.

El balancín en que se hallaba echada

y que con dulce pie iba impulsando

mientras pasaba páginas del libro,

pausadamente hasta quedar parado

disminuyó su ritmo. Rosalinda,

con el libro mecido en su regazo,

acompasadamente respiraba

y así dormida se quedó, soñando

que un príncipe venía desde el cielo

al galope veloz de su caballo

y que luego, acercándose hasta ella,

un beso le ponía sobre el labio.

Despertó Rosalinda y vio que un ojo

tras una nube el sol le iba guiñando.


Pedro Casas Serra (30-10-2011)

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