domingo, 4 de enero de 2015

Cídipe y Aconcio

CÍDIPE Y ACONCIO


Pensando está Aconcio un día

en Cídipe, la beata,

y cómo su amor podría

lograr sin meter la pata.


Aconteció que venía

al templo la mojigata,

de Artemisa, y la seguía

sierva poco literata.


A pies de la analfabeta

hace rodar un membrillo

con un escrito estribillo.


Y la ama por la cateta:

“Por Artemisa lo juro:

A Aconcio mi amor más puro”.


Pedro Casas Serra (11-10-2014)

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