domingo, 29 de noviembre de 2015

“ESTRELA DE ESMERALDA E REBELDIA” de Thiago de Mello (De A Canção do Amor Armado, 1966)

ESTRELA DE ESMERALDA E REBELDIA

Para o companheiro Joel Rufino dos Santos

Não quero fazer um poema.
Quero é acender uma estrela
para entreter a esperança
do Joel, um companheiro
que está preso pelo bom gosto
de pensar e de dizer,
de contar história nova
cujo crime insuportável
é ser antiga demais
e ser simplesmente a História. 

 
É estrela feita de amor.
Por mais que raios lhe cresçam
desferindo rebeldia,
no seu bojo rolam rios
de ternura e de alegria.
Mas quem diria, Joel,
que um dia o amor desta pátria.
tivesse gosto de fel. 

 
Sirva essa estrela de grito:
um grito de homem, que se ergue
como espada e como rosa.
Sirva de chuva e de sono
no escuro de tua cela,
onde não cabe nem chega
a canção da luz do dia.
Sirva de relva e de aurora
para rumo de meninos.
Sirva de baile e brinquedo,
mas sirva principalmente
de milícia de esmeraldas,
devassando luminosa
as forças turvas do medo. 

 
Sirva assim de cidadela
que te defenda o milagre
de caminhar noite e dia
construindo a madrugada
e amanhecer começando
como a criança que amanhece
dentro do peito do homem. 

 
Parece estrela encantada,
mas é feita de verdade
que nasce, rebrilha e cresce
entra a mão fatigada
e o coração defendido,
entre o pão que não dá
e a esperança que sobra.
Brilha essa estrela
entra a invenção exata do edifício
e os ombros enganados do operário,
entre a missão do pássaro contente
e os vácuos que a traição abre no vento.
Brilha essa estrela
entre o silêncio da fome,
quando punge,
e a alegria da foice,
quando corta.
Nasce e brilha essa estrela
entre o pavor da velhice
e o desamparo da infância,
entre a cinza nos ocos do salário
e a moeda em que se vende, além do mar,
os cantos subterrâneos deste chão. 

 
Entre o sol e o solo,
entre a árvore e a madeira,
entre a sede e o vinho,
entre o cântico e a injustiça,
entre o charco e a amapola,
brilha essa estrela, Joel,
essa estrela que repousa
em tua fronte de negro. 

 
Pode ser que o major diga que não.
Pode o major golpear teu rosto jovem,
erguer o punho torpe da impostura.
Mas contra a primavera dessa estrela
não poderá jamais nenhum major. 

 
Thiago de Mello, A canção do amor armado, 1966.


ESTRELLA DE ESMERALDA Y REBELDÍA

Para el compañero Joel Rufino de Santos

No quiero hacer un poema.
Quiero encender una estrella
para animar la esperanza
de Joel, un compañero
que está preso por el tino
de pensar y de decir,
de contar la nueva historia
cuyo intolerable crimen
es ser demasiado antigua
y ser simplemente Historia.

Es estrella hecha de amor.
Por más que le crezcan rayos
desprendiendo rebeldía,
en su interior fluyen ríos
de ternura y de alegría.
Mas quién diría, Joel,
que un día el amor de patria.
tuviese gusto de hiel.

Sirva esta estrella de grito:
grito de hombre, que se yergue
como espada y como rosa.
Sirva de lluvia y de sueño
en lo oscuro de tu celda,
donde no cabe ni llega
la canción de luz del día.
Sirva de hierba y de aurora
para senda de la infancia.
Sirva de baile y juguete,
mas sirva principalmente
de milicia de esmeraldas,
invadiendo luminosa
las turbias fuerzas del miedo.

Sirva así de ciudadela
que te defienda el milagro
de caminar noche y día
construyendo la alborada
y amanecer empezando
como el niño que amanece
dentro del pecho del hombre.

Parece estrella encantada,
pero está hecha de verdad
que nace, deslumbra y crece
entra la mano cansada
y el corazón protegido,
entre el pan que no se tiene
y la esperanza que sobra.
Brilla esa estrella
entre la invención exacta del edificio
y los engañados hombros del obrero,
entre la misión del pájaro feliz
y los vacíos que la traición abre en el viento.
Brilla esa estrella
entre el silencio del hambre,
cuando hiere,
y la alegría de la hoz,
cuando corta.
Nace y brilla esa estrella
entre el pavor de la vejez
y el desamparo de la infancia,
entre la ceniza en los huecos del salario
y la moneda en que se venden, allende el mar,
los cantos subterráneos de esta tierra.

Entre el sol y el suelo,
entre el árbol y la madera,
entre la sed y el vino,
entre el canto y la injusticia,
entre el charco y la amapola,
brilla esta estrella, Joel,
esta estrella que reposa
en tu frente de negro.

Puede ser que el mayor diga que no.
Puede el mayor golpear tu joven rostro,
alzar el torpe puño de la impostura.
Pero contra la primavera de esta estrella
no podrá jamás ningún mayor.

Thiago de Mello, Canción del amor armado, 1966.
(Versión de Pedro Casas Serra)

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