viernes, 11 de diciembre de 2015

“O QUE ME ESPANTOU” de Thiago de Mello (De Poesia comprometida com a minha e a tua vida, 1975)

O QUE ME ESPANTOU

Não foi a multidão indo para casa
(nós no meio dela, disfarçando),
cabeça baixa, as pernas pesadas,
seguindo a ordem que o inimigo lhe dava.
Eram operários, homens e mulheres.
Eram homens de todas as idades,
subindo silenciosos a Grande Avenida.
Nenhum brado, nenhum braço erguido.
Nem foi a organização perfeita do inimigo,
a pontaria espantosa de seus aviões,
o rigor implacável do seu ódio.
Nem a ingenuidade dos que atenderam
ao turvo e meloso apelo
da monstruosidade humana
repetido pelo rádio.
Pois acreditaram na idiosincrasia,
e de mão beijada se entregaronam
ao reino das trevas e do ranger de dentes,
onde até hoje, tirante os que foram mortos,
aprendem todos os escalões do escárneo.
O que me espantou foi o assombro
que de repente, desorbitado,
o chão fugindo, o ar faltando,
eu vi se erguer no olhar, no peito,
nas mãos que não se achavam,
daquele companheiro
marinheiro de tanto mar,
quando ele compreendeu,
depois de tanto acreditar amando,
que as barricadas, os grupos de combate,
os cordões de milhares, a vanguarda de fogo,
não íam chegar, não íam se erguer, não,
e que os planos e projetos de resistência
(escorriam de brasa as suas lágrimas)
eram planos e projetos de palavras.
Thiago de Mello, Poesia comprometida com a minha e a tua vida, 1975.
LO QUE ME ASUSTÓ

No fue la multitud yéndose a casa
(nosotros dentro de ella, simulando),
cabeza gacha, las piernas cansadas,
siguiendo ordenes del enemigo.
Eran obreros, hombres y mujeres.
Eran hombres de todas las edades,
subiendo silenciosos la Avenida.
Ningún clamor, ni brazo levantado.
Ni fue la organización del enemigo,
la asombrosa puntería de sus aviones,
el rigor implacable de su odio.
Ni la simpleza de los que atendieron
al turbio y endulzado llamamiento
de la monstruosidad humana
repetido por la radio.
Pues creyeron en la idiosincrasia de la gente,
y sin pedir nada a cambio se entregaron
al reino de tinieblas y crujir de dientes
donde hasta hoy, exceptuado los que asesinaron,
conocen todos los peldaños del escarnio.
Lo que me asustó fue el asombro
que de repente, desorbitado,
hundiéndose la tierra, faltando el aire,
vi alzarse en la mirada, en el pecho,
en las manos que no se encontraban,
de aquel compañero
marinero curtido,
cuando entendió,
tras tanto creer en el amor,
que las barricadas, los grupos de combate,
las miles de hileras, la vanguardia de fuego,
no iban a llegar, no iban a levantarse, no,
y que los planes y proyectos de resistencia
(sus ardientes lágrimas escurrían)
eran planes y proyectos sólo de palabras.

Thiago de Mello, Poesía comprometida con mi vida y la tuya, 1975.
(Versión de Pedro Casas Serra)

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