lunes, 18 de enero de 2016

“FAZ MORMAÇO NA FLORESTA” de Thiago de Mello (De Mormaço na Floresta, 1984)

FAZ MORMAÇO NA FLORESTA



Não quero
que me cedas,
por dar amor.
nem me concedas nada
de teu, por dar amor.

De dádiva, já basta
tu inteira na luz que do teu corpo nasce.

Quero só que tu queiras,
de coração cantando,
vir comigo acender
toda a paz das estrelas
que abraçados inventam
o teu corpo e o meu.

A cuia morna do ventre
da cunhatã estendida
tomo nas mãos e sorvo
sem sofreguidão a luz
que líquida se derrama
entre as vertentes da coxas.

Firme a forquilha das ancas
a columna se recurva:
faz mormaço na floresta.

Um suor escorre da nuca
porejada de hortelã
e o chão se encharca de festa.

Calor molhado de seta
nos envolve sobre a areia
Crescem cantos na floresta
quando as asas quentes pousas
de tua boca em meu peito:
estirado me floresço.

Fogo ondulado, teu dorso
que me lentamente desce,
enquanto árvore cresço.

Sombra ardente que me guia
tua cabeleira baila
na esparramada alegria.

É quando mordo a luz
do teu peito que tenho
o que perdi sem ter.

Quando me vi foi quando
antes de te ver, abriste
o sol dos teus cabelos.

Nenhum espelho nunca
(nem o secreto lago)
em que o medo me espio)
me desvelou, relâmpago
quanto o tremor alçado
de teus joelhos chamando.

Nunca sei como sou
(sei só que sou contente)
quando contigo vou.

Amor me ensina a ser
a verdade que invento
para te merecer.

Só chegas quando estou:
as estrelas me trazes
para o céu que te dou.

Na glória de saber
que inteiro me recebes
desaprendo o que é ter.

Thiago de Mello, Mormaço na floresta, 1981.


HACE BOCHORNO EN LA SELVA

No quiero
que cedas ante mí,
por dar amor.
ni que me concedas nada
tuyo, por dar amor.

Como dádiva, bastas tú
entera en la luz que de tu cuerpo nace.

Quiero sólo que tú quieras,
cantando de corazón,
venir conmigo a encender
la paz de las estrellas
que tu cuerpo y el mío
inventan abrazados.

Tomo entre mis manos
la tibia redondez del vientre
de muchacha tendida y sorbo
sin avidez la luz
que se derrama líquida
entre las paredes de los muslos. 
 
Firme la cruz de las caderas
la columna se inclina:
hace bochorno en la selva.

Escurre de la nuca el sudor
esencia de hierbabuena
y el suelo se encharca de fiesta.

El húmedo calor del cabello
nos envuelve sobre la arena.
Crecen cantos en la selva
cuando posas las ardientes alas
de tu boca en mi pecho:
estirado me florezco. 
 
Fuego ondulado, tu dorso
que desciende lentamente,
mientras crezco como un árbol.

Sombra ardiente que me guía
tu cabellera baila
en esparcida alegría.

Cuando muerdo la luz
de tu pecho es cuando tengo
lo que perdí sin tener.

Me vi cuando
antes de verte, abriste
el sol de tus cabellos.

Nunca ningún espejo
(ni el lago secreto
en que el miedo me espió)
me desveló, relámpago,
como el alzado temblor
de tus rodillas llamándome.

Nunca sé como estoy
(sólo sé que estoy contento)
cuando estoy contigo.

El amor me enseña a ser
la verdad que invento
para merecerte. 
 
Sólo llegas cuando estoy:
las estrellas me traes
para el cielo que te doy.

En la gloria de saber
que me recibes entero
olvido lo que es tener.
Thiago de Mello, Bochorno en la selva, 1981.
(Versión de Pedro Casas Serra)

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